martes, 24 de febrero de 2015

La noticia: ¿Hinchas del Betis?, y otras noticias político-judiciales Las voces, los gritos, los rebuznos, los berridos salieron de un minúsculo sector del Gol Sur del estadio del Betis. Fue en el partido del sábado pasado en el que el Betis se enfrentaba al Girona, un rival directo en la lucha por el ascenso a primera. El grupo de hinchas profirió gritos coreados contra la exnovia del máximo goleador bético, el canario Rubén Castro. Al parecer, la exnovia ha acusado y denunciado al jugador por malos tratos. El grupo arropado en la masa, animó al jugador justificando que hubiera maltratado a la mujer que le ha denunciado. El Presidente del club verdiblanco ha condenado los cánticos tachándolos de repugnantes y ha anunciado que investigará los hechos con la ley. La Presidenta de la Junta, Susana Díaz, condenó "estos actos de violencia en los estadios, y en este caso contra la mujer". La inmensa mayoría de las personas que acuden a los estadios, fundamentalmente hombres, aunque también algunas mujeres, van a divertirse, a apoyar a su equipo y a ser posible salir con la satisfacción de que los defensores de sus colores ganen el partido, o a las malas, lo empaten, o a las peores, lo pierdan. Conozco a amigos, padres de hijos que juegan en equipos de alevines o juveniles y educan a sus hijos en la sana competitividad deportiva, alejándoles de otros mundos más oscuros y tenebrosos. El domingo pasado a las 12h y media, en la barriada de San Jerónimo, en Sevilla, en un partido de juveniles de 16 a 18 años, entre el C.D. Demo y el A.D. Cerro del Aguila. Hacia el final, el Demo ganaba por 5-1, y el árbitro expulsó aun jugador del Cerro. Al parecer, el jugador expulsado regresó al poco al campo armado con un bate de béisbol con puntillas y con él amenazó a la afición local que le había increpado tras su expulsión. Todavía retenemos en la memoria las imágenes de hace unos meses, cuando un grupo de hinchas del Atleti de Madrid, arrojaron al río Manzanares, tras golpearlo, a un hombre seguidor del Deportivo de la Coruña, creo que era, quien fue extraído ua cadáver, de las gélidas aguas. Hoy martes, 24 de febrero leo en "Diario de Sevilla" en noticias de la provincia: Olivares: "La policia local ha abierto una investigación por un presunto maltrato animal contra un vecino de Olivares que habría arrastrado dos perros de la raza podencos por el asfalto, tras amarrarlos a la bola del remolque de su todoterreno. ¡Presunto maltrato! ¡Maltrato manifiesto! Lo que evidencian estas noticias es una, o varias animalidades. Me pregunto: ¿Cómo se puede llegar a una situación así? ¿Qué tipo de educación han recibido esos cafres? ¿A qué colegio han ido? ¿Que les han enseñado en su casa? Seguramente que las santas madres de todos esos individuos violentos, les han inculcado valores pacíficos de respeto, de educación, de no violencia, de respeto a la mujer? ¿Que educación habrán recibido de su padre? A lo mejor el padre es un bendito que no ha roto nunca un plato y que les ha inculcado los mismos valores que la madre. ¿Quien les ha inoculado a estos bárbaros el gen de la violencia en su limitado cerebro? ¿Porqué estos jóvenes se esconden en la masa para sacar de lo más hondo su machismo, su gregaria protección del supuesto agresor acusado de presunto maltratador. En el caso de Rubén Castro, como en el de otro u otra ciudadana, debemos considerar que el individuo es inocente, hasta que la justicia no demuestre lo contrario, aunque estamos viendo una tendencia propiciada desde cualquier ámbito social, ya sea político, jurídico, también lo hay, o desde algunos platós en los que se condena antes de que la justicia se pronuncie, y contando con la connivencia y la jaleada de algunos medios y periodistas que se prestan a acusar y a condenar antes de que las últimas instancias judiciales emitan veredicto, e incluso antes de que los presuntos acusados de algo sean sentados en el banquillo. Baste ver el caso de los ERE, en el que decenas, centenares de personas están en las listas de espera no del médico, sino del, o de la juez de turno para ver si hay indicios, o para llamarles a declarar sobre tal o cual situación o acción ralacionada con las madejas, con los eres, con los Gürtel, con los Bárcenas, con las tarjetas opacas de Bankia, etc, y antes de que la justicia se pronuncie de forma tajante y esperemos que justa sobre los afectados, ya los medios y la sociedad les ha condenado de por vida, aunque luego el tiempo y la sensatez de los jueces, emitan un veredicto que exonere a los señalados en un principio como casi culpables, y les declare inocentes, o quizá, no tan responsables como parecía al principio, a tenor de los requerimientos judiciales y el escarnio público en los medios de comunicación. Me he preguntado muchas veces, si en algunos o muchos de estos casos, en los que un o una ciudadana/o, se ve involucrado como presunto no se qué, y luego se demuestra que no lo era, me he preguntado ¿quien restañará el daño moral y al honor causado a esa persona? Nadie. El daño que se le hace a una persona una vez que empieza el paseíllo por los tribunales con los bolígrafos, los micrófonos, las cámaras, los móviles androidees, y detras de ellos, la cohorte de colegas dedicados a esos menesteres, rodeando al indefenso sujeto que culpable o no, hay que presuponerle la inocencia, esas imágenes que al poco darán la vuelta a la aldea local, desde la radio o desde la televisión, y aparecerán en las páginas de los diarios al día siguiente. Esas imágenes no hablan de presunción de inocencia, esas imágenes y la turbulencia de declaraciones de tirios y troyanos, al respecto, hablan de condena, de persona que va al degolladero, cuyos días están contados. Esa persona que aparece entrando en una sede judicial, si tiene la ¡honradez y la valentía de hacerlo a cara descubierta, ya está lista. Compañeros y amigos, vecinos, padres de los hijos compañeros de los suyos, procurarán alejarse de esa compañía, le retirarán el saludo, Alguno se atreverá tras el anonimato del teléfono a llamarle para expresarle su solidaridad y apoyo, pero evitará salir con él, vaya que los paparazzi de turno le saquen una foto o le tomen una secuencia mientras charla con la otra o el otro en la vía pública, o toman un café como hacían hasta antier, y vaya yo a salir en los papeles como amigo del que a todas luces parece que no tiene escapatoria, porque el juez o la jueza, sigue ahí erre que erre, tras semanas, meses y quizá años de pesquisas, de petición de informes, de requerimientos y llamadas a declarar, y un largo etcétera, que al parecer necesita el, o la magistrado, para poder algún día dictaminar si quien está condenado ya de por vida socialmente, pueda ser juzgado con todas las garantías procesales que se supone debe de disponer una sociedad democrática y una judicatura democrática desarrolladas. Mucha gente se pregunta ¿Qué casualidad que en determinadas causas, desde sede judicial se llame a los "presuntos implicados", muchos de ellos políticos en activo, precisamente en momentos coincidentes con convocatorias electorales, en las que la opinión pública puede ser influida por esas noticias que no traen nada bueno para los señalados y requeridos por el juez o la jueza? Y desde hace años viene pasando eso, aunque es verdad, que el proceso y los requerimientos siguen avanti, en momentos ordinarios de la vida social y política, pero que en varias ocasiones coincida la llamada o el requerimiento ante sede judicial de personas influyentes en la política, y qué casualidad también, que los requeridos o señalados, sean o pertenezcan a una determinada ideología política, pongamos que sean lideres o altos responsables de un partido de izquierda o de centro izquierda , como el PSOE, llama la atención de mucha gente, que a las puertas de determinados comicios se active la maquinaria judicial para que las noticias judiciales se solapen con las de la propia campaña electoral. Es verdad, que los procesos judiciales son lentos, que la justicia es lenta, y que los medios técnicos y humanos dejan mucho que desear en orden a aplicar una justicia efectiva, pronta y resolutiva, pero en los bares tomando la cerveza, o a la salida del cine, sale la conversación y la pregunta ¿Qué casualidad, otra vez ocurre lo mismo, y es en el mismo juzgado, y con el mismo, o la misma juez? Y así vamos de la barbarie y de la violencia de algunos grupos minoritarios en los campos de fútbol, con consecuencias a veces dolorosas, o de muerte en los casos de la violencia de los grupos extremistas y xenófobos en los campos de fútbol, hasta el enrarecimiento social que hay con la política y sus desvarios, corrupciones, apaños, y atraco de la caja pública, hasta estas otras actuaciones judiciales que dejan perplejo al ciudadano que se pregunta, ¿Pero no fue Montesquieu, el que habló de la división de poderes? Y no fue éste quien señaló la conveniencia de separarlos bien, y que las actuaciones de uno no entrarán en colisión con los derechos de los otros poderes, como el ejecutivo y el legislativo? Y la duda de si determinadas actuaciones políticas y judiciales se hacen con dolo, o lo que es lo mismo, con intención de fraude o engaño, están planeando en las mentes de muchos ciudadanos, y se agitan más cuando nlos hallamos a las puertas de una nueva campaña electoral. Asi que que Dios reparta suerte y que los inocentes sean así considerados. hasta que se demuestre que son culpables. Oiga, y si luego sin declarados inocentes, ¿quién les restituirá el daño social, moral y a su honor causados? ¡Ah, amigo, doctores tiene la Iglesia, y letrados tiene la judicatura! ¿No le parece?

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