miércoles, 18 de febrero de 2015

GUALBERTO GARCÍA, UN MÚSICO DE TRIANA DISCÍPULO DE BEETHOVEN

Gualberto García hurgo en su memoria y nos habló de su infancia, de sus internadas balompédicas por la banda derecha de los infantiles y juveniles del equipo de su alma, el Betis. Reconoció a Frank Zappa paseando por las calles e Nueva York, y estuvo casi tres meses en casa de Bob Dylan esperando que éste llegara, y no llegó, pero nos queda su música la de Dylan y la de Gualberto que aprendió del maestro indio Diwan Motihar, la maestría para poder tocar el sitar. Con los primeros sueldos que gana con 1y6 años se compra una guitarra Gladieta y luego se hace con una Fender. En Harlem, mamó el ritmo del blues y del jazz, mientras llamaba la atención de propios y extraños tocando la guitarra a la que le sacaba quejidos flamencos por bulerías y otros palos. Aprende música, ve muchísimas veces con su amigo Silvio, la película "King Creole", y en el escenario mientras tocan imitan los movimientos de Elvis y de James Dean. Su hija Meili, de su primer matrimonio, toca muy bien el violín y tiene una excelente voz de soprano. Toca con ella, y profundiza en su dios musical, Beethoven, aunque también incluye en sus oraciones a Bach, Beatles, Rollings Stone, Jimmy Hendrys. Fusiona el flamenco con el sitar. Coge la batuta y dirige los cuartetos beethovianos, el opus 132, le emociona, o dirige los suyos, los que ha creado, así como un quinteto para instrumentos de viento (flauta, oboe, clarinete, trompa y fagot) y le pone por nombre "Caminos del Aljarafe". Tiene 5 hijos, 15 nietos y desde hace muchos años vive con Emy, el amor de su vida que propicia que el maestro pueda seguir creando en su estudio de Mairena del Aljarafe, mientras oye como los pedros ladran a la luna de Harlem y evoca la Oda a Walt Whitman, que Federico escribiera en 1929, registrándose Poeta en Nueva York. Gualberto que nunca habla de política, nos dijo que no importan los políticos, que por lo que estamos viendo, la clase deja mucho que desear,  aunque todo el mundo tiene derecho a la presunción de inocencia, pero dijo: "lo importante es la ilusión de la gente, a mi no me gustan algunos líderes políticos, pero creo en la ilusión de la gente", esa ilusión que algunos políticos la transforman en votos para hacer lo que el político quiere, o lo que le imponen los poderes fácticos, y no lo que debiera hacer para seguir manteniendo la ilusión de las gentes que lo auparon a lo más alto. El público del Ateneo de Mairena que asistió al acto le pidió a Gualberto que tocara algún instrumento. Gualberto se levantó llamó a su hijo Claudio y le pidió que se animara a coger el testigo. Y Claudio García Barrot, poeta, músico y filósofo se descalzó con parsimonia como ha visto que hacen su padre y los maestros hindúes del sitar, y con los pies descalzos y sentado sobre una pierna y sobre la alfombra comenzó a calentar el sitar, hasta que empezó a extraer, de este instrumento de cuerdas venido del lejano Oriente, notas y acordes que se acercaban a nuestra tierra, Y con silencio respetuoso, el público del Ateneo asistió a una singular interpretación del himno de Andalucía cuyos sonidos orientales penetraron con emoción en los corazones andaluces que despidieron a Gualberto y a Claudio con un prolongado y sentido aplauso de reconocimiento a su arte y a la vida del maestro que seguirá creando para el disfrute de las futuras generaciones.

Ezequiel Martínez , periodista, escritor, y socio del Atteneo de Mairena del Aljarafe
Fotos: Aniceto Moreno




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