domingo, 18 de diciembre de 2016

El otoño languidece
Van cayendo las hojas del calendario de mesa. O bien miramos el móvil y vemos que estamos ya en el día siguiente al de ayer tarde-noche, y que éste día que ahora gozamos va consumiendo sus horas, 24, predeterminadas por el ciclo de nuestra rotación alrededor el sol y giro sobre el eje planetario de la Tierra. Y vemos que estamos ya en el lunes 19 de diciembre con muchos santos en su haber:  Darío, Urbano, Nemesio, Timoteo, Gregorio. Felicidades a todos los que respondais a esos nombres, aunque no seais santos, que no lo seréis, ni lo han sido los así llamados. Y vemos que en este día no hay recuerdo para alguna santa mujer, y nos enteramos por las noticias qu.e en estas últimas horas han muerto tres mujeres más, y no por accidentes de tráfico, sino que han sido asesinadas por unas bestias que vivieron con ellas, que juraron un día amarlas para siempre, que acaso han tenido hijos con ellas, y esos animales irreconocibles, un desgraciado día deciden acabar con las ilusiones y con los sueños de esas mujeres que tanto les dieron, y a quienes hoy estos machos desgraciados, cobardes y asesinos deciden en un arrebato pasional quitarles la vida. ¡Maldita sea su estampa! Y benditas las mujeres que aguantaron estoica y pacientemente cuando vieron que las cosas no se ponían bien, y que quien juró amarla, se estaba convirtiendo en una fiera desconocido, en un loco  capaz de hacer cualquier cosa, como al final desgraciadamente ocurre en esos casos desgraciados que nos golpean en el alma cada equis días del calendario. Me pregunto que parte de culpa puede tener la publicidad machista y sexista en los casos mal llamados de violencia doméstica, con esos anuncios en los que la mujer aparece pasiva, bella, luciendo un cuerpo escultural que se ofrece a los espectadores como objeto de deseo. La deontología, la ética, y la defensa de los derechos de la mujer deben prevalecer ante esos anuncios que en nombre de la libertad publicitaria discriminan claramente a la mujer y la presentan como un objeto sensual. Y los medios de comunicación también tienen parte de culpa en estos hechos repudiables, por no proteger suficientemente los derechos de la mujer en tanto que persona igual al hombre, y los políticos con ciertas declaraciones, y con sus inacciones políticas en materia de legislar y aprobar normas que igualen y que defiendan los derechos de las mujeres, y la Justicia que oye, pero no actúa, y a veces actúa protegiendo al macho agresor, y negando los más elementales derechos a la mujer, a la víctima; y la educación que reciben los niños y niñas en su casa, en la escuela, y en la familia, y también tiene culpa el hombre o la mujer que rie la gracia a quien hace un comentario machista en la barra de un bar, o envía un whatsapp o escribe en facbook, o twitea comentarios despectivos y denigrantes hacia la mujer.
El otoño languidece. Las hojas bellísimas de los plátanos nos ofrecen toda su variedad cromática cuando aún resisten a los embates del viento frío que anuncia la llegada del invierno, y trata de arrebatarlas de su contacto a la vida, a la rama de la que nacieron hace meses y de la que se resisten a desprenderse, pues saben que en ello les va la vida. Hasta que exhautas caen levemente y son mecidas por el viento que las depositará suavemente en el suelo donde yacerán exánimes, tras exhalar el último suspiro de su corta vida vegetal. Y uno de estos días finales de este otoño, tras una de las numerosas borrascas que han barrido la Península de Oeste a Este descargando mucha agua y a veces con mucho daño, como ha ocurrido en la costa andaluza, y ahora en toda la costa de Levante y Baleares, uno de estos días atrás, sobre el cielo gris amenazante de lluvia apareció el Arco Iris, en Sevilla, y creimos ver un mensaje de luz bellísimo y espeanzador para la vida angustiada de muchas mujeres que no se atreven a denunciar, o que ya se han atrevido a hacerlo, y no las tienen todas consigo, sobre si la bestia estará al acecho, o podrán ser medianamente felices durante el resto de sus, hasta ahora, atormentadas vidas.







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