sábado, 3 de diciembre de 2016

El noble y ancestral oficio de la trashumancia, en peliro de extinción

El Honrado Concejo de la Mesta fue creado en 1273 por Alfonso X el Sabio untando a los pastores de León y Castilla en una Asociación Ncional y otorgándoles importantes prerrogativas y privilegios.
En España hay 125.000 kms de Cañadas Reales que coupan unas 425.000 has. En Europa hay más de 4 millones de has de pastizales y terrenos agrícolas asociados a la trashumancia. En Andalucía hay unos 30.000 kms de Vías pecuarias, que suponen el 25% del total nacional. El Estatuto de Autonomía de Andalucía aprobado tras la entrada en vigor de la Constitución Española de 1978, atribuye a Andalucia en el artículo 13.7 la competencia exclusiva en materia de Vías pecuarias, (Hoy, artículo 57.1 b del Vigente Estatuto apobado por L.O.2/2007). Esta competencia está adscrita a la Consejería de Medio Ambiente.
Las vías pecuarias se dividen en Cañadas reales de hasta 75 metros de anchura; los cordeles hasta 37,5 metros; las veredas hasta 20 metros; la colada es inferior; Además hay que considerar los descansaderos, majadas, abrevaderos, contaderos y mojones que señalan el intinerario.En el libro "Tierra y Mar" (editado en 2013, por Editorial El Páramo de Córdoba con prólogos de Federico Mayor Zaragoza y Miguel Delibes de Castro, pueden solicitarse ejemplares) que escribí y que presentamos a los pocos meses de jubilarme en CSTV, recojo buena parte de los reportajes y experiencias acumuladas en los más de 21 años que dirigi y presenté el programa de Canal Sur TV. Y entre esas experiencias dedico un capítulo a la Trashumancia y a las Vías Pecuarias. Hay que distinguir entre Trashumancia y trastermitancia que es la que se efectúa en recorridos interprovinciales inferiores a 100 kms. La Trashumancia se considera cuando los rebaños recorren más de 100 kms desde su origen hasta su destino.
El viernes 2 de diciembre, salimos temprano de Sevilla. En el coche conducido por Paco Casero, Presidente de la Fundación Ecovalia, exjornalero y uno de los fundadores del SOC y de Ecologistas en Acción, le acompañabamos, Vicente Jurado, biólogo y miembro de Ecologistas en Acción y un servidor.
En Linares fuimos a recoger al ganadero ejemplar de Jaén, Emilio Gómez, cuyo hijo treintaañero y dedicado hasta hace poco a la ganadería de vacuno ha tenido que tirar la toalla, pues aunque le encantaba su trabajo no ha podido seguir adelante con tanta exigencia burocrática y como el dice: "Tenía que dedicar más horas a rellenar papeles y a resolver asuntos administrativos, que a dedicarme a las vacas, a su cuidado, a su alimentación, a  tratar con el veterinario, etc". "He decidido con todo el dolor de mi corazón, dejarlo". Un joven que estaba preperado para seguir la senda del padre como ganadero ejemplar ha tenido que dejar el trabajo y la experiencia acumulada, porque las presiones administrativas y económicas, le impedían que la salieran las cuentas que casi llegan a arruinarle. Tras saludar a Dionisia, la esposa de Emilio y posar con el mastín que no acababa de confiar en los advenedizos, salimos con Emilio Gómez hacia Santisteban del Puerto por donde andaban los ganaderos y pastores con los que debíamos encontrarnos. Hacia las doce del mediodía, Jorge y Antonio, los jóvenes ganaderos que nos esperaban nos indicaron mediante los  móviles, las vías y los caminos por los que podíamos acceder a su encuentro en el cordel donde se hallaban tras varios días de trashumancia bajando desde Santiago de la Espada, en lo alto de la Sierra de Segura, Cazorla y Las Villas, hacia tierras mas calmas del Condado de Jaén. Mientras nos aproximabamos al encuentro, vimos en el paraje de las Erillas Blancas, el parque temático municipal con reproducciones de figuras de dinosaurios, cuyas huellas fueron halladas en este lugar. En Arquillos paramos para compar panes de pastor. En la panadería local compramos cuatro panes de pastor, cuatro hogazas de buen pan elaborado en el moderno horno que maneja Martín, un joven que sueña con tener más adelante su propio molino de río donde moler el pan con ruedas de piedra como se hacía antes. Martín es un ejemplo de joven emprendedor que quiere seguir en el medio rural manteniendo las tradiciones, ¡Bravo Martín por tu empeño!
Por fin llegamos al lugar del cordel por donde iban los ganaderos y pastores con los rebaños. Saludamos a Daniel García que venía de la aldea La Matea (pedanía de Santiago de la Espada) con sus 500 ovejas segureñas y varios perros pastores. Daniel iba en la retaguardia de la avanzada animal. Seguimos con el coche por el camino apartando a las ovejas y más adelante nos paramos para saludar a los jóvenes ganaderos treintaañeros, Antonio Martínez Martín, y los hermanos Jorge y Antonio Morcillo, que iban con un gran rebaño de 1.900 ovejas segurañes, varios machos cabríos, dos perros pastores de raza carea, moro y otra perra y tres mastines: Chica, Palomo y el más joven que no tenía nombre y decidimos bautizarlo como Caldero, pues la intención de los ganaderos era seguir avanzando hasta un descansadero en la finca pública La caldera, adscrita a la Consejería de Medio Ambiente.
En mayo pasado estuvimos dos días con estos jóvenes y con el padre de Antonio, ganadero de familia e hicimos el recorrido a la inversa subiendo desde Vilches hacia Santisteban. La trashumancia consiste en bajar el ganado a últimos de noviembre o primeros de diciembre, cuando empieza a apretar el frío, por las vias pecuarias desde las sierras y montañas hasta lugares menos fríos para que pasen el invierno; y al avanzar  la primavera comienzan a subir desde los predios ya más calurosos hacia los pastos de montaña más apacibles y frescos, donde les espera buen alimento natural y menos calor.
De la aldea de la Matea bajan 15 ganaderos con un total de más de 9.000 cabezas de ovino segureño. A las 13 horas estábamos en la Cuesta de la Mala burra, porque tiene varias subidas y bajadas, la última muy pronunciada antes de llegar al río de la Caldera. Emilio Gómez condujo el coche de Paco, yendo tras el rebaño, y Antonio el hermanode Jorge iba también con el coche de apoyo y con el transportin donde llevan una tienda y una carpa para dormir y la infraestructura alimenticia para esos días.
Mientras haciamos el camino con nuestras varas para pastorear y cámara y móvil en ristre para hacer las instántaneas oportunas, le pregunté a Daniel García que ha pisado el decenio sexagenario, cuanto tiempo llevaba en esto, y me dijo: ¡Pues prácticamente desde pequeño, salvo unos años que me fui a trabajar fuera, pero luego regresé. Y casi siempre con el ganado y con alguna campaña de la aceituna que ya viene, y a la que le hace muy bien esta lluvia que está cayendo, que ha llegado tarde, pero bueno siempre es bien recibida!. Cambiarias este oficio por otro? -le pregunté. -¡No señor, no lo cambiaría por nada, yo con el ganado no le sacamos muchas perras, pero da para vivir sencillamente, y estos paisajes y el mantener esta forma de vida a mi me gusta, no lo cambiaría por nada!
Luego hablamos con Jorge Morcillo, con quien anduvinmos unos cuantos kilómetros apacentando y guiando a las ovejas por la vía pecuaria, o saliendo al paso doscientos metros arriba cuando se iban por los cerros de Santisteban, ya llegando al río de la caldera, aunque las ovejas suelen buscar el camino, es curioso como el instinto de las ovejas y de los machos cabríos que las conducen con sus cencerros orientadores, o su débil memoria recuerdan el camino y a veces como le ocurre a Daniel, las deja ir por delante y el va detrás, y no se suelen salir más allá de cien metros de las márgenes del camino o vereda. A Jorge Morcillo y a su hermano Antonio y a Antonio Martínez, también les gusta este oficio de ganadero y de pastor trashumante, y son conscientes de que quedan cada vez menos pastores trashumentes. "Aunque quedan ganaderos que recorren  a pie 300 kms o más, bajando desde Teruel o Cuenca, algunos de los ganaderos que venían antes desde aquellos lugares lejanos por la Cañada Real conquense, nos dice Jorge, llegan ahora con el ganado en el tren hasta Linares, y de ahí se mueven hacia las fincas donde van a pasar el invierno, y al llegar mayo lo hacen a la inversa, pero
claro en tren es mucho más cómodo, aunque menos auténtico y menos natural, porque nosotros al practicar la trashumancia lo que hacemos es que el ganado durante el viaje se está alimentando de pastos naturales, y las ovejas y las cabras van ramoneando y triscando y van limpiando el camino y el monte y ejercen una función inestimable, y nunca bien pagada, preventiva contra el fuego".
Los ganaderos jóvenes casados y con hijos que practican la trashumancia tienen que llevar a los chicos al colegio del pueblo cercano adonde piensan invernar con los animales. Son de Santiago de la Espada, pero tienen que llevar sus hijos a colegios públicos de Vilches, de Arquillos, o de Linares, dependen donde hayan encontrado casa o piso de alquiler, porque la familia tiene que estar allí donde está el pastor, o resignarse éste, que también ocurre, a vivir seis meses sólo, y la mujer y los hijos quedarse en el pueblo de origen. Todos estos trastornos familiares que se desconocen por la mayoría de los ciudadanos, hacen difícil la vida del ganadero trashumante.

Cruzamos el bello puente moderno sobre el río de la caldera y las ovejas a su paso nos ofrecieron una estampa para ser fotografiada. Allí nos hicimos una foto los pastores y ganaderos con Antonio Pérez que se cría en Vilches a la cría de podencos. Tras reconocerme por el programa de "Tierra y Mar" y saludarnos, me ofreció su tarjeta de presentación: Los verduguillos, con una estampa de varios perros podencos, y su nombre, teléfono móvil y su correo electrónico. Y al ver la estampa pensé en El Quijote: ¡Sancho, que veís allí, son galgos o son podencos!.
Paramos a comer pasadas las tres y cuarto de la tarde en un descansadero en la Finca La Caldera, propiedad de la Junta de Andalucía que "se usa para cacerías y monterías sociales, para el pueblo, aquí no se hacen cacerías privadas que cuestan mucho dinero" nos djo el guarda que vino a ver nuestras intenciones y nos advirtió que al día siguiente bien temprano había prevista una montería en una finca más adelante en el camino que llevábamos. Los ganaderos había preparado un guiso de conejo y otro de cordero segureño, cervezas y refrescos. Vivente y yo llevamos dos botellas de vino, el pan, y Paco Casero aportó una sobrasada de Mallorca que estaba muy buena. Y de postre dulces de Arquillos y membrillo hecho artesanalmente, que estaba delicioso. En aquel lugar, los ganaderos nos dijeron que estaban reclamando a la Junta, a la Consejería de Medio Ambiente y así se lo hicieron saber al guarda de monte que nos salió al paso, que hicieran un descansadero oficial en aquel sitio, pues el ganado le tenía querencia y era bueno para parar allí unas horas, como nosotros, o si fuera necesario un par de días, pues hay buen pasto y buenos encinares y pinares cercanos. La finca "La caldera" de propiedad pública tiene 9.000 has, y los ganaderos demandan uans cuantas hectáreas para utilizarlo como descansadero, con su abrevadero, etc. La petición la hacemos pública aquí y se hará llegar a la Consejería, pues creemos que debe ser tenida en consideración y cuesta muy poco satisfacer la demanda de los ganaderos trashumantes. Levantamos el campo y seguimos por el cordel hablando con los ganaderos de sus problemas y de sus largas jornadas en las que recorren una media de 20 a 25 kms.
La tarde iba adormeciéndose, pues el sol en este inicio de diciembre tiene prisa por retirarse, y así pronto vimos como el atardecer languidecía, y nosotros y los pastores apremiábamos al ganado con nuestros gritos y exclamaciones, mientras achuchábamos a los perros para que hicieran volver al camino a las ovejas más remolonas o descarriadas. Alguna oveja rezagada va cojeando, a ese animal le animamos más dulcemente para que no se quede atrás, aunque vemos que no puede ir más deprisa. El sonido de las patas de las ovejas sobre el camino encharcado y embarrado por las lluvias recientes nos acompañan en este viaje a pie, con el único sonido de esas patas sobre el camino, nuestras voces o conversaciones, y el sonar de las esquilas de los cencerros. Toda una evocación pastoril cuando la luz se va diluyendo entre las sombras y cuesta distinguir el camino por el que avanzamos tras el ganado. Ya avistamos allá, una hoguera al borde del camino que van hoyando con sus huellas las pezuñas de las ovejas y de los machos cabríos, y donde también hemos distinguido huellas de pezuñas de ciervos  que habitan por estos pagos.
Al final del día, cuando las sombras se apoderan del espacio y la noche nos invita al abrigo en el monte, nos congregamos en torno a la lumbre y al calor de la fogata, y allí seguimos hablando, con el ganado a buen recaudo en las cercanías del campamento de pastores trashumantes. Unos cazadores que se alojan en la finca donde hemos parado y que antes de que despunte el día ya estarán en pie para salir a cazar, nos saludan y más tarde se despiden para retirarse a descnasar. A pesar de las previsiones meteorológicas, el cielo está estrellado, y las estrellas brillan más intensamente y se muestran aparentemente más cerca de nosotros gracias a la limpieza de la atmósfera. Distinguimos a Orión y a la Osa Mayor. Gracias ganaderos de extensivo, gracias por pastorear dos veces al año a estos animales, una de subida y otra de bajada. Gracias por vuestro amor a la Naturaleza y por mantener vivo un oficio, el de la trashumancia, en peligro de extinción.
Ezequiel Martínez, Periodista ambiental, Patrono de la Fundación Savia
















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