sábado, 30 de mayo de 2015

tarde de mayo
Oigo la sonata para piano nº 3 de Brahms. Ese Allegro maestoso que nos eleva interiormente, intelectivamente. La tarde sigue calenturienta en estos días de mayo de altas temperaturas comparadas con registros de otros años precedentes. En la India lo están pasando mal. Más de mil personas muertas por olas de calor, que han cogido a los hindúes por sorpresa, sin agua suficiente, sin protección suficiente, sin medidas suficientes para hacer frente a temperaturas cercanas a los 50 grados. En la China ríos desbordados que han ocasionado centenares de víctimas y millones de desplazados de las zonas afectadas. Como una  moda, jóvenes occidentales se van de viaje sin retorno a zonas destrozadas por las guerras y guerrillas de religión, en las que impera la muerte y la destrucción, por encima de los nobles ideales de la cultura y la civilización de la Humanidad, del respeto al otro, a sus ideas, a sus formas de entender el mundo, a sus ideologías, a sus religiones. NO se entiende que un testigo o testiga de Jehová ponga en peligro la vida de un ser querido porque su "religión" no permite la transfusión de sangre. No se comprende lo que nos cuenta la historia sobre la Inquisición y lo que hicieron aquellas almas bárbaras que profesaban el cristianismo, y que en nombre de Dios torturaban a sus semejantes  y los condenaban a la hoguera en plaza pública. Y no se entiende hoy, tercer milenio, siglo XXI, que unos bárbaros, a quienes otros no menos bárbaros les asisten con ayuda económica y material de guerra, tengan en jaque a Gobiernos de Oriente medio y de Africa y que dominen en zonas de países que participan en conciertos internacionales y que pertenecen a la ONU. Y lo peor, las noticias que nos llegan sobre las actuaciones inhumanas de estos individuos que escudándose en la religión, utilizan el terror y matan a quienes consideran sus enemigos, por el hecho de no creer ni pensar como ellos piensan. Alguien por ahí dejó escrita una frase para la historia: ¡La religión, es opio para el pueblo!
Contra toda esa maldad causante de miles de muertes de inocentes y contra los inocentes que mueren o sufren las catástrofes naturales provocadas en parte, por el calentamiento global, hoy, os ofrecemos una flor pura y excelsa, con una fragancia dulce y embriagadora, capaz de transformar la venganza y el odio, en tolerancia, respeto y amor por los y las semejantes, cualesquiera que sean su raza, cultura, o religión. Que éstas dos gardenias sirvan para limpiar y ennoblecer la negritud de las almas de quienes saben que son impuros de alma y de cabeza


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