martes, 4 de abril de 2017

Ya es primavera en Sevilla.- Sevilla ya se engalana para no defraudar a la Primavera, su estación preferida, su tiempo más glorioso. Hace pocos días, las lluvias y el frío amanazaron a los naranjos y a la flor del azahar, y a las demás flores de los árboles frutales que rodean a Sevilla desde su Vega recorrida por el ran río Guadalquivir. Sevilla ya empieza a adornarse y vemos a obreros trabajando en varias calles por las que transitarán las personas en amalgamada bulla yendo de un sitio a otro de la ciudad, recorriendo espacios, calles y plazitas (a mi me gusta más con la z y con su sonido, que le vamos a hacer) por donde no se suele transitar cuando deambulamos por la ciudad de la gracia. Los guiris, los turistas se mueven por la ciudad en calzonas, en pantalones cortos y sandalias, como si estuvieran visitando un parque temático o pensarán que Sevilla está cerca del desierto y por eso andan con esas pintas por nuestras calles, sin pensar, pobrecitos incultos, que para pasear por Sevilla en este tiempo, la Giralda les exige  un mínimo decoro, un respeto, una educación urbana y una elegancia de la que al parecer carecen estos señores mayores y señoras que van con sus mini pantalones y sandalias y sombreros de paseo por la montaña, o por los paisajes de Tabernas, o de Ourzazate, en vez de ir con ropa adecuada a la visita que una ciudad monumental como Sevilla se merece. Yo no sé si estos señores en sus lugares de origen, en sus ciudades, verán lo mismo en  quienes les visitan, aunque claro, en las ciudades europeas, es difícil encontrar al sol siempre dispuesto a alegrarnos el día y a la temperatura siempre animándonos a ir sueltos de ropa, que no es lo mismo que ir sin ropa, o ir en camisea de tirantas, como vemos que van muchos jóvenes, y las jovencitas aún en estos días de temperaturas bajas, en chanclas y en shorts, luciendo su blancura en piernas y brazos que salen de una blusa o camisola más ligera que una gitana al cogerte la mano para leerte la buenaventura. Lo curioso es el contraste entre como van vestidos los nativos por estas fechas, los más con vestidos y chaquetas, o jerseis, los más jóvenes ya en camisas o camisetas de manga corta, y calzado de salida del invierno o primavera, pero no de verano, que ya llegará el verano.  La gente va distraída mirando la pantalla del móvil o hablándole a la tabletilla que llevan cerca de la cara. Oigo a una señora que acompañada de otra y un señor están sentados en un banco de Plaza Nueva:¡Ese es el del hombre y la tierra! Y siguen murmurando y ya más lejos oigo, es el de Tierra y Mar. Y confieso que la primera frase me halagó pues me confundían con el gran Félix Rodríguez de la Fuente. Salieno de la plaza del Salvador en la acera uno que viene de frente con camisa aliñada, gafas y buen porte de comerciante o funcionario y me dice: ¡me puede dejar 1,50 euros! Y le digo: ¡vengo del estanco y no llevo suelto! , lo cual era en parte cierto y en parte mentira. ¡Me puede dejar...! Acaso me los pensaba devolver? No creo, entonces lo correcto habría sido:¡Me puede dar 1,50 euros? Pero claro para qué? En fin la picaresca y la cultura pedigueña en una ciudad que aprendió del Guzmán de Alfarache, de Rinconete y Cortadillo y de los cuadros de Velázquez y de Murillo.
Son las diez. Oigo la campana del interior de la antigua fábrica de tabacos. La Universidad Hispalense, su sede central hierve con alumnos entrando por la calle de San Fernando y moviéndose por los pasillos. Alumnos y profesores se cruzan camino de sus clases, con deseos de aprender, de formarse y de forjarse un porvenir. Me reúno con un prestigioso antropólogo, profesor de la Universidad que lleva más de 50 años en esta sede, primero como alumno y luego como profesor. Le pido un artículo para el número 3 de una gazeta que estamos lanzando en el Ateneo de Mairena del Aljarafe. De allí salgo andando,como llegué, para otra zona de la ciudad. Pasó por la Catedral escoltada por nativos con coches de caballos y turistas que sacan fotos de todo lo que está quieto y de lo que se mueve también. En la calle Don Raimondo pasó bajo el mosaico que recuerda el asesinato en aquel sitio del matrimonio Jiménez Becerril, a manos de ETA, hace muchos años. Los jóvenes no saben de esa historia reciente que causó tanto dolor en Euskadi y fuera de Esuskadi, como en el caso doloroso del matrimonio de concejales sevillanos del PP, que fueon asesinados vílmente por unos asesinos que no sé si estarán tras las rejas, o no.
En la Alfalfa el trajín anima la plaza que en unos días será uno de los epicentros de la Semana Santa. En Santa Catalina hay animación también a las 10h35. La plaza de los Terceros, con sus librerías de viejo y nuevo y la taberna antigua de los Claveles, bar restaurante El Rinconcillo, que presume de ser del siglo XVII, tres comercios de siempre en peligro de extinción. Me veo con el pintor Curro González quien me enseña su estudio y algunas de sus obras. Le requiero también para que colabore con la Gazeta y lo hará.
Acabamos la charla sobre pintura y el ir y venir del arte, y del comercio del arte, y de como los artistas sobreviven como pueden, pues el arte no está entre las prioridades de las acciones políticas y de la sociedad. Me despido de Curro y salgo a la luz azul sevillana que Velázquez guardó en su memoria pictórica. Y en la Encarnación ese azul está parcialmente cubierto por las modernas Setas. En Puente y Pellón qudan comercios vetustos, tradicionales, a los que acuden los sevillanos que siguen fieles a la tradición. En la calle Córdoba, fachada Norte del Salvador, un hombre humea la calle con olores a incienso y a mirra, y no estamos en festividad de Reyes, pero se acerca la Semana Grande. En el Salvador, la Alicantina se prepara para ofrecer tapas, cervezas y vinitos al personal. Martínez Montañes intute que se acerca el tiempo en el que se le recordará comoauqel imaginero que  nacido en Alcalá la Real, Jaén, llegó a la corte de Sevilla para maravillar a la gente con su arte imaginero. Y allí, dentro del Salvador está una de sus obras más preciadas, el señor de la Pasión.
El cartel moderno que anuncia el programa de festejos de la Maestranza es objeto de atención por los turistas que no quieren irse de Sevilla sin vivir una tarde de toros en la Maestranza, como tampoco quieren irse de Sevilla sin asistir a un espectáculo flamenco, que se ofrece en varios lugares céntricos y en la calle donde se halla el Museo del baile flamenco de Sevilla, en el barrio de Santa Cruz, cerca de la "Gota de leche". Y el nativo y el guiri se paran delante de la Maestranza, Teatro, para ver que actuaciones musicales quedan por ver y oír. Y el jueves 6 y el viernes 7 de abril anunciando ya la que viene La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla nos acercará a la voz de Dios. Y vemos que se anuncia la actuación de Madeleine Peyroux para el 21 de mayo. Y al salir nos encontramos con Mozart que nos sonríe y nos dice que está encantado con esta ciudad operística y musical, aunque me da la queja de los turistas que llegan casi en paños menores a los aledaños del Teatro. y me pide que interceda para que el decoro y la elegancia en el vestir vuelvan al sitio que les corresponde en esta ciudad en la que a veces algunas calles se ven ensuciadas con las boñigas de los caballos que transportan a viajeros que se embeben con las noticias históricas que les cuenta el conductor mientras jalea o frena el bocado del caballo. Ya es Primavera en Sevilla. Se nota en el olor a azahar, en los palcos de la plaza de San Francisco y en los carteles de la feria de Abril y más de mayo, pues éste toca así, Feria de mayo y olé.














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