miércoles, 15 de julio de 2015

Agrosostenible XXI.    Somos Sierra Norte de Sevilla
Con este atractivo y comprometedor título se creo ayer mismo por la tarde en cazalla de la Sierra, Sevilla, una Asociación cívica juvenil con la finalidad de defender la Sierra Norte de Sevilla, la dehesa y el mundo rural que se sustenta bajo la copa de las encinas y alcornoques centenarios que constituyen la dehesa, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Esta Asociación denuncia la situación en que se hallan las encinas aquejadas de la enfermedad de la seca, así como denuncian también el destrozo sufrido en los encinares como consecuencia de la fuerte nevada que cayó en toda esta parte de Sierra Morena, el 28 de febrero de 2013, afectando a varios pueblos de la Sierra Norte sevillana. La intensa nevada sin registro de viento fue cargando las copas de las encinas y alcornoques con un peso tremendo que hizo desgajarse a los fuertes troncos de los árboles que aparecieron al día siguiente como partidos por el hacha de un gigante. La falta de atención por parte de las administraciones en aquellos dramáticos días en que ganaderos y propietarios de fincas estaban sufriendo lo indecible fue comentada en la comarca de la Sierra Norte. Ningún alto cargo apareció por allí para dar ánimo a los afectados que vieron como un fenómeno meteorológico se llevaba por delante buena parte del esfuerzo generacional hecho por los abuelos y padres de los actuales propietarios, ganaderos, y agricultores que pelean por seguir manteniendo las tierras productivas a pesar de la fuerte e incomprensible carga burocrática que tienen que soportar.                                                       En la Asamblea de Cazalla intervinieron jóvenes y mayores y pusieron de manifiesto lo incomprensible e injusto de una situación en la que desde la Guardia Civil hasta numerosos funcionarios y técnicos de la Administración acogotan permanentemente a los productores de ganado y de alimentos y a los propietarios de fincas con normativas, con exigencias de rellenar papeles que llegan al ridículo. Por ejemplo usted va a la feria de Zafra, Badajoz,  a exponer varias cabezas de ovino, caprino, porcino, o ganado caballar, y las exigencias de bienestar animal pueden rayar a  veces en el ridículo de exigir determinado techo o capota en los transportines de carga de animales, con especificaciones concretas, o que el suelo del vehículo transportador tiene que ser de un material rugoso e irresbalable, y si te paran en carretera y ven que no llevas esos requisitos ideados para sacar dinero al pobre productor de la Sierra, le meten un multazo.                                                                                  La nueva exigencia que plantea el Coeficiente de Admisibilidad de Pastos (CAP), ha sumido a los ganaderos, unos 10.000 de ovino, caprino, bovino y porcino, afectados en Andalucía, en otro grave problema. La superficie afectada si se aplica esta nueva normativa europea, sería de 790.000 has, o lo que es lo mismo, el 54% de pastos de la ganadería extensiva andaluza. La excesiva burocracia tiene sumidos a los agricultores y ganaderos de la Sierra y de otras partes de Andalucía en el siguiente dilema: o produzco y saco adelante mi ganado empleando todo el tiempo en esa tarea para sacra un mínimo rendimiento y que no tenga que poner dinero de mi bolsillo a final de temporada por la noble tarea de producir alimentos ya sea: carne, leche queso, productos derivados del cerdo ibérico; o por cuidar el monte y extraer el corcho de los alcornoques o varear las bellotas que producen las encinas para que los cerdos ibéricos puedan ser clasificados más tarde como puros de bellota; o la noble tarea de criar y cuidar de las reses bravas y de la caballar que emplea a muchas personas y que supone un duro y peligroso trabajo, pero también la enorme satisfacción de seguir manteniendo una raza autóctona española: la del toro bravo, única en el mundo y que se exporta a Francia y a muchos países de América.                                                                                                                    Pero además, en la dehesa hay miles de familias que viven de trabajos en el monte, en las fincas y en la propia dehesa y  que si la dehesa se abandona o muere por falta de atenciones humanas, no sólo perderemos una parte importante del patrimonio natural andaluz, pues la dehesa abarca buena parte de Sierra Morena y no sólo en Andalucía, también afectará a la dehesa extremeña y a la salmantina que forman parte del patrimonio natural que constituye ese ecosistema mediterráneo que debemos de reservar para el disfrute de nuestros hijos, en un ejercicio de modelo existencial y productivo sostenible. En los pueblos que se hallan en la Sierra Norte de Sevilla y por ende en Sierra Morena, una parte importante de la población vive de la dehesa, de la producción ganadera, de los productos alimentarios del ganado, de la conservación ambiental, de guardar esos paisajes increíbles ante los que el hombre y la mujer se quedan anonadados, y eso es posible gracias al esfuerzo y dedicación de miles de familias que continúan con la tradición y que como vimos en Cazalla, una parte de los jóvenes quieren seguir con la tradición porque aman a su tierra y a sus costumbres y ven más compensación en el trabajo duro del campo con las satisfacciones que conlleva la vida rural más sana, más natural, más humana y equilibrada, que la idea de irse a la ciudad y abandonar todo aquello por lo que han sufrido y trabajado sus progenitores.                                                                                                 En la Asamblea de Cazalla, nos conmovieron la ilusión y el deseo de los jóvenes de trabajar en común y aliarse con el objetivo de sacar a su tierra, y a su gente "palante", y para ello están preparando unas cartas que dirigirán a la Ministra de Agricultura, y a la Presidenta de la Junta en las que les harán llegar sus preocupaciones y la exigencia de que desde los centros de poder y de decisión se tiene que pensar más en las vicisitudes y en los problemas que tienen los paisanos para seguir manteniendo vivo el mundo rural que tantas satisfacciones da a quienes lo habitan, y a quienes vamos de cuando en cuando, algún fin de semana a disfrutarlo desde las ciudades. Dos ganaderos de la Sierra me dijeron que en la Sierra Norte apenas hay incendios forestales porque la gestión del monte, la gestión de los ganaderos, agricultores y propietarios conlleva un esfuerzo de proteger los bosques y cuidar de que el ganado haga esa función esencial de limpiar de pasto la dehesa, y crear corredores cortafuegos, lo que impide que prospere el fuego. Los jóvenes crearon una gestora con Presidente, Vicepresidente, secretario y vocales, a la que se sumaron más de diez jóvenes con ganas de trabajar por su tierra y defender su territorio y a las familias que lo habitan: La Sierra Norte de Sevilla y los diez pueblos que la conforman, de los que salieron representantes de cinco pueblos para formar la gestora de la Asociación cívica "Salvemos la Sierra Norte de Sevilla".
Fotos: 1/ "Somos Sierra Norte de Sevilla; y 2/ Jóvenes de la Gestora, tras su constitución.


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