Pasa la vida y la situación política hace ingobernable Andalucía
Pasa la vida, como dice la canción y los humanos nos empeñamos en hacer que este tránsito maravilloso de la existencia se complique, lo compliquemos, lo hagamos más amargo de lo que en sí es, que también tiene su amargura. Debería animarnos e impulsarnos la búsqueda de la felicidad, pero pueden más nuestros instintos más primarios para hacer infeliz lo que podría ser feliz, y para amargarnos el día, la semana, el mes, lo que podría ser dirigido hacia momentos más armoniosos, más placenteros en nuestras relaciones con los demás, y trabajando para mejorar las condiciones de nuestro entorno próximo y el círculo más amplio de la sociedad en la que estamos insertos, posiblemente por causas circunstanciales, pero quizá porque hemos escogido vivir y trabajar en ese lugar del mundo en el que ahora pisamos, y en el que hacemos esfuerzos por hablar en esa lengua no materna, y por relacionarnos con esas personas y esa cultura de la que hasta el momento nos hemos visto distantes. Hablo de los inmigrantes que llegan de otras partes huyendo de la miseria, de la falta de libertades, del horror y el terror de las guerras, guerrillas, de los grupos armados que secuestran a niñas y jóvenes para esclavizarlas, como hacían los bárbaros, hablo de los 38 millones de refugiados que han tenido que abandonar sus hogares, sus raíces, sus lazos culturales y emocionales con personas y con la naturaleza que les vio crecer. Pensar en lo global y actuar glocalmente. Hablo también de lo próximo, de lo cercano, de esas preocupaciones de la gente que vive en sociedades como la nuestra, desarrolladas, pero con muchos carencias todavía y muchos pasos atrás en el desarrollo de las libertades, de los derechos, también de los deberes, que son imprescindibles en el compromiso de que las sociedades avancen en igualdades, y del bienestar social.
Hoy arranca una nueva campaña electoral a las municipales en muchos pueblos, también algunas autonómicas. Acabamos de celebrar unas elecciones autonómicas en Andalucía, en las que el erario público ha visto como se gastaba una parte importante del recurso dinerario para esas elecciones. La situación es insostenible. Una mayoría cuantitativa y cualitativa, por más que algunos quieran despreciar a esos votantes han optado por dar la mayoría de votos a un partido y a un candidato, en este caso en Andalucía, al PSOE y a la candidata a la Presidencia de la Junta, Susana Díaz que ha conseguido 47 escaños sobre un mínimo para gobernar en solitario de 55 escaños. Una parte importante también del electorado andaluz ha dado su confianza al PP, que ha obtenido 33 escaños. Luego irrumpe Podemos en el parlamento andaluz con 15 escaños, importates, pero minoritarios; Ciudadanos ha obtenido 9 escaños en su primera comparecencia autonómica, e IU, la fuerza que quiere simbolizar la verdadera izquierda que ha sufrido un desgaste tremendo y que ha obtenido tan sólo 5 escaños. Ya tenemos mesa del Parlamento, cuya composición costó lo suyo, y quizá en justicia al PP habría que haberle dado un miembro más en la mesa. Y ahora estamos sin Gobierno, debido quizá a un excesivo empoderamiento de la actual candidata a la Presidencia y más votada en las elecciones, Susana Díaz, a quien quizá le hubiera hecho falta más sencillez, y menos soberbia en la valoración y análisis de los resultados electorales. Y es que el poder es muy dañino, a juzgar por lo que vemos y hemos visto en política en todos estos años, desde la muerte del dictador que tuvo a España maniatada durante 40 años, en la etapa de la transición y en el establecimiento de un régimen o sistema democrático occidental, que es con todas sus imperfecciones y siendo manifiestamente mejorable como la reforma agraria que se quiso impulsar en Andalucía en los años 80, y que no se consiguió porque las resistencias sociales y de las clases más pudientes de Andalucía, lo impidieron, y quizá fue menos malo que así ocurriera.
El poder es muy dañino, aunque hay quien procura llevarlo de la mejor manera posible. Si la candidata a presidir la Junta ha pecado de falta de humildad y sencillez a la hora de plantearse formar gobierno y evacuar consultas, conversaciones, proposiciones con los demás partidos para tratar de hacer gobernable a Andalucía en estos 4 años que tenemos por delante (2015-2019), el papel de la oposición ha pecado de egoista y de falta de generosidad y de respeto a tod@s los andaluces que han mostrado su voluntad en las urnas y han mandatado a los diferentes partidos para que se Gobierne a Andalucía, con dificultades, pero entendiendo que se puede gobernar a una Comunidad que debe salir de la situación kafkiana en la que se halla. Los partidos que ocupan escaño en el Parlamento deben construir para que Andalucía sea gobernable. El refugiarse en los contenidos programáticos de cada formación y en la supuesta exigencia de los ciudadanos que les han votado en cuanto a cumplir a rajatabla esos programas se le debe exigir a quien gobierna, pero no a quien no ha sacado los votos suficientes para gobernar, o como es el caso, insuficientes votos para imponer un chantaje y otro y otro a la formación que más votos ha obtenido con clara diferencia. El compromiso con Andalucía, con esta tierra debe ser buscar fórmulas políticas de consenso en aras a la gobernabilidad de esta Autonomía, Cada fuerza política puede ejercer la oposición al Gobierno en el Parlamento y con críticas a la forma de gobernar, pero no debe poner trabas en las ruedas del tren que debe conducir a Andalucía hacia un futuro mejor, reconociendo todas nuestras carencias todavía, tras 35 años de Gobiernos socialistas, aunque el atraso de nuestra Comunidad venía de más lejos. Esta es la hora de construir, de arrimar el hombro y aunque haya discusiones y debates políticos legítimos y necesarios para la oxigenación de la democracia y para una limpieza de toda la corrupción y de la degradación propiciada por el sistema de consumo capitalista. Corrupción y también, el egoísmo exacerbado y la avaricia cainita de muchas personas que han aprovechado intersticios, recovecos, puertas giratorias del sistema, para arrimar el ascua a su sardina, y desvalijar la caja de caudales común, de la que nos debemos de beneficiar todos los españoles con un reparto justo y equitativo de la riqueza. A pesar de todas estas irregularidades y de la actuación de la justicia, a veces de forma injusta y partidaria en actuaciones que vemos que nos dejan perplejos. Casos Garzón, ¿Justicia?, Casos Epidio ¿Justicia?, Casos Alaya y sus racimos de cerezas que siguen sacando más y más, y ampliando la causa que es general, no ya contra personas que han podido cometer o no, delito, sino contra todo el sistema de administración del poder ejecutivo andaluz, pues aquí vemos que la causa abierta implica no a unos cuantos dirigentes o responsables políticos sino que la causa abierta pone en jaque a la actuación de diferentes gobiernos de la Junta. En fin, que todo este panorama sociopolítico genera una desafección de los ciudadanos hacia los valores altos de la democracia, para mostrarnos lo ruin, lo miserable y acaso lo delictivo de determinados casos, que son muchos, y que nos sumen en la indignación, y en la desesperación a la inmensa mayoría de los ciudadanos que creemos que otra forma de convivencia social y política es posible, aprovechando lo bueno de los que hemos construído entre todos en estas anteriores décadas y mejorando lo que está por venir con la ayuda de las nuevas y jóvenes generaciones. Suerte a todos los candidat@s en estas municipales, y por favor, hagan esfuerzos unas y otros para que Andalucía pueda ser gobernada, y no nos tengamos que ver ante el bochorno de convocar unas nuevas elecciones autonómicas, que saquearían más las arcas del erario público.
Ezequiel Martínez
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