El President de la Generalitat Carles Puigdemont, ya veremos si será honorable, o no, tomó posesión de su cargo a dedo por el saliente Artur Mas, sin prometer lealtad a la Constitución y dijo: "Estamos ahogados y humillados". Veremos en que para este sainete o vodevil político, en cuyo libreto el autor ha decidido que la mitad de la cámara (para no entrar en el 48% frente al 51%) imponga su dogma a los no creyentes en la clase de secesionismo e independencia que la Generalitat ha venido dando estos últimos años al pueblo catalán, al que dice defender cometiendo sinécdoque y apropiándose del todo cuando solamente se representa a una parte, la mitad del pueblo catalán.
En cuanto a la Gobernabilidad de lo que todos, salvo unos pocos, entendemos cuando leemos o pronunciamos el nombre España, parece que vamos a un Gobierno multicolor que supuestamente presidirá el socialista Pedro Sánchez, tras la imposibilidad del popular Rajoy por formar Gobierno, ante la negativa de los demás. Ciudadanos trata de no torpedear la formación de un Gobierno que de cierta estabilidad, mientras que Podemos sigue exigiendo cuatro grupos parlamentarios y veremos como se arregla su petición de Referéndum en Cataluña. lo de los cuatro grupos parlamentarios parece que no saldrá y lo del Referéndum puede que se llegue a un acuerdo para hacerlo, pero quizá no sólo en Cataluña como piden una parte importante e los catalanes, sino en todo el conjunto del Estado. Hoy el socialista Patxi López será investido Presidente del Congreso y este es un paso importante, y la persona seleccionada muy adecuada para conducir las cuádrigas políticas del Congreso en esta difícil legislatura. Tendremos que ver mucho por delate, y esperemos que sea posible una Gobernabilidad de este país que se arrastra en horas bajas y que debe levantarse de nuevo económica, política y socialmente, por el bien de los ciudadanos y ciudadanas que lo habitamos de este a oeste y de norte a Sur, desde Cataluña hasta la desembocadura del Guadiana, desde el Cbo Machichaco hasta Tarifa y Algeciras, y desde Finisterre y La Coruña hasta el paisaje de cultivos bajo plástico en Níjar y en Roquetas de mar.
En el Sur, tras varios mese de sequía, las borrascas han dejado los campos anegados y las ciudades y pueblos limpios de partículas. La gente respira mejor. La lluvia ha mejorado las expectativas en esta campaña del olivar y den general los agricultores que estaban al loro con la entrada de las borrascas y sembraron a tiempo en esta otoñada ven ahora, como sus campos empiezan a verdear. Los animales están en la gloria, y los pastos garantizan una buena alimentación para todo tipo de ganado.
En Sevilla, estos días de lluvia, grisáceos, amenazantes nos han dejado ver no la claridad del cielo azul que tan bien pintó Velázquez recordando su Sevilla natal y el que vio luego en la capital de la Corte, entonces Madrid. Paisajes interiores de una ciudad que parece que sigue dormida en sus ensoñaciones de una época en la que fue esplendorosa. La iglesia de Santa María la Blanca alberga los cimientos y algún vestigio en la planta de lo que fue la antigua Sinagoga en ese barrio, antaño de la Judería. Las altas miras, la torre, la palmera y la Giralda de nuestros políticos y ciudadanos, entre los que los pensadores, artistas y creadores deben empezar de nuevo a poner de su parte para hacer que Sevilla renazca de sus cenizas y se transforme en la ciudad moderna que mira al futuro y no esté permanentemente volviendo la cabeza como la mujer de Lot, hasta convertirse en sal. El bronce de las campanas seguirá sonando a las horas y nos anunciará las tareas laborales y personales y el inexorable paso del tiempo, de nuestro tiempo, el que vivimos, el que nos ha tocao vivir, y el que nos queda por llenar de vida. Calle interior del barrio de Santa Cruz, las cruces. Las cruces que tendrán que llevar sobre los hombres y mujeres políticos que se disponen a llenar esta nueva y esperanzadora etapa política de ilusiones y de esfuerzo comunitario, colectivo. Y el zaguán, el interior del patio, de la casa, la intimidad personal y familiar que deberíamos preservar ante el empuje tecnológico y revolucionario de las redes sociales, con la gente más pendiente de su pantalla móvil que de la conversación interesante que mantiene su interlocutor en la calle, en una terraza, o ante el plato en un restaurante. Dejamos los móviles en la mesa, como una extensión del cuchillo y de vez en cuando lo cogemos para cortar, trinchar o someter a un grado tres a nuestros ojos y a los comensales que nos rodean y que dudan entre hacer lo mismo, o mirar con cierto desdén a la persona y cavilar sobre el retroceso en los modales, en las formas, y en la educación. Lo delas palomitas en el cine, eso si que tiene arte, Una moda importada de Hollywood, que llena de rasguños, masticaciones, sonidos guturales animales los primeros treinta minutos de película. Creo que hay que pedir ya, Salas para cinéfilos y salas para comilones de palomitas de maíz y otras viandas, que valoran más el consumo depredador que el buen cine. Y la esperanza que no falte. Esperanza en ese tallo de rosal que ayer sembré introduciéndolo suavemente unos centímetros en la tierra y arropándolo más tarde con mantillo. Y ahora paciencia hasta que espero, vea como brotan hojitas verdes de ese tronquito recién plantado, como observo, ocurre con las hojas ya bien crecidas del rosal colindante, que verdea prometiéndonos unas rosas blancas, rojas o amarillas de espectacular olor, forma y color. El afán de la esperanza porque la primavera inunde de vida las calles y plazas de nuestros pueblos y ciudades, y que se extienda esa vida a los hemiciclos varios, a la vida de los políticos de nuestro país e incluso que llegue a Europa para encontrar soluciones a la crisis de los refugiados y de los países receptores, y ya puestos a a pedir, que la paz se acerque esta primavera a esas regiones de Oriente Medio y de otras partes, donde el odio, la guerra, la venganza, la intolerancia y la animalidad han ocupado el lugar de la vida apacible de la gente que sólo aspira a vivir en paz, a disfrutar de esta vida maravillosa que nos ha tocado vivir, y que muchos mastuerzos y bestias sin razón, tratan de quitarnos a la inmensísima mayoría de la población humana.
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