miércoles, 2 de agosto de 2017


EL TURISMO NUESTRO DE CADA DÍA....

El Turismo está en una encrucijada. Renovarse o morir. El Turismo o los nuevos colonizadores y conquistadores que llegados de todas partes vienen a nuestra tierra, a nuestro país, en son de paz, con la sonrisa bien puesta y muchas ganas de conocer, de ver, de admirar todas aquellas maravillas que han visto en las televisiones de sus países,  en las revistas especializadas y en los suplementos periodicos de viajes y de turismo. Algunos, ojalá fueran muchos, se habrán documentado bien con la lectura de varios libros y agendas sobre el país que visitan, otros vendrán a sorprenderse. El buen viajero vendrá bien informado. Es una nueva colonización que trae su cultura, sus culturas, sus costumbres, sus formas de entender el mundo para adaptarse durante unas semanas o unos días, a las culturas y costumbres de las ciudades que visitan. Creo que el turismo ha sido y es, la invasión más pacífica y democrática de la historia de la Humanidad. El turista no llega con intención de apoderarse ni de dominar el pais, las ciudades que visita, su intención sólo es llevarse recuerdos, souvenires, gratas experiencias, vivencias cortas y sobre todo las cámaras y los smartphones llenos de fotos para luego mostrar algunas a los amigos en su pueblo o ciudad de origeny en el país cercano o lejano del que provienen. Durante su estancia harán decenas, cientos de fotos, y enviarán algunas a sus amigos y familiares que no pudieron acompañarles en ese viaje anhelado.
Hoy el turismo está en la picota del debate. La masificación hace que en determinados lugares o ciudades el turismo, los turistas, estén en el punto de ira de los nativos que empiezan a verles como invasores, como ejércitos que irrumpen en sus calles, en sus patios, toman las acerasy las plazas, impiden el pasear tranquilamente, incomodan en las terrazas que se extienden fuera de los bares , cafeterias y restaurantes y ocupan el espacio por donde hace años transitábamos hablando, y ahora hay que ir mirando para no entorpecer tu el momento ocioso de los turistas.
En 2016 llegaron a España más de 75 millones de visitantes que se dejaron más de 77.000 millones de euros. De ellos los más, 18 millones fueron a Cataluña; 13 millones a Canarias y a Baleares; a Andalucía vinieron 10,6 millones y a Valencia 7,8 y a Madrid, 5,8 millones de turistas.
En Cataluña, en Barcelona y en alguna otra ciudad ya ha habido protestas por parte de algunos ciudadanos que ven a los turistas como invasores que les rompen su forma tranquila de vida. En Baleares, en Palma, también ha habido protestas. En el Sur donde todo se relaja y el nivel de tolerancia es mayor no ha habido esas protestas a pesar de que las incomodidades en ciudades como Sevilla y Córdoba, Granada y Málaga también se notan.
El Turismo aporta  más de 110.000 millones de euros a la economía española y supone más del 11% del PIB. El Turismo español es un referente mundial. En el primer semestre de este 2017, el número de turistas llegados a España ha aumentado un 6,2% , con respecto al mismo peíodo de 2016. Y luego están los miles, centenares de miles de puestos de trabajo que se generan en hoteles, bares, restaurantes, eventos especiales de cara al turismo, que disminuyen en los meses calientes las listas del paro. Pero, también están las incomodidades, las hordas invasoras en culotes, en shorts, en camisetas sin mangas, a bordo de unas chanclas, ya sea en pleno verano o en las más benignas estaciones de primavera y verano. Y luego están los pisos que se alquilan a los turistas de forma legal, algunos, de forma opaca y negra, muchos otros, y que no declaran al fisco por esa actividad, y estásn las protestas de los hoteleros, y de la gente que paga impuestos y ve como los turistas se instalan en pisos que les cuestan menos, o no. Los taxistas se benefician de los turistas, también las heladerías, y las tiendas en general, a las que estos entran para hacer algunas compras y llevarse detalles para la familia allá en Noruega, en Hamburgo, en Amsterdam, en Tokio, en México DF, en Ohio, en Buenos Aires, en Pekín, o en Katar, o Rabat.
Hay que buscar fórmulas sostenibles para que el turismo lo sea, y no se convierta en oleadas humanas incapaces de controlar. Habrá que reducir los paquetes de turismo para que los grupos sean más reducidos y su estancia y las visitas a los lugares se pueda garantizar. Habráque poner carteles y acaso sancionar a aquellos determinados turistas que se comporten como en la jungla, sin respetar normas de convivenciay descanso, sobre todo en horas nocturnas, noches ruidosas, bares de copas galácticos, de los que salen sonidos fuertes e infernales, y exigir al turista un cierto decoro en su forma de vestir, por respeto a los nativos que tratarán de hacerles su estancia más agradable. No hablo de prohibir, hablo de ciertas normas para evitar que en un restaurante de la costa entre algún individuo o individua a comer en tanga, o semidesnudo. Y hablamos del ruido nocturno en algunas calles y pisos en las noches veraniegas en las que el gozo y el libertinaje de algunos turistas pueden entrar en colisión con el derecho al descanso de los nativos sugridores del turismo, aunque también beneficiarios. las autoridades deberían pensar más en un futuro sostenible para el turismo. Los nativos ciudadanos deberían pensar también antes de lanzarse a protestar, poner pintadas y a pinchar ruedas( se empieza con esto y se acaba en la guerra urbana) en ser más tolerantes con una actividad que puede ser incómoda pero que revierte en pingues beneficios para nuestra maltrecha economía y para nuestro mercado laboral.










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