domingo, 1 de noviembre de 2015
LA ALARMA DE LA OMS Y LA CUMBRE DEL CLIMA DE PARÍS.
Tras la polémica suscitada por el informe emitido por la OMS el lunes, 26 de octubre relacionando consumo de carne con cáncer de colón, la OMS aclara que lo que quería transmitir es que un consumo limitado de carne conlleva un menor riesgo de sufrir cáncer colorrectal, Acabaramos. Y añade que ya en 2002, recomendó moderar el consumo de las carnes preservadas para reducir el riesgo de cáncer, algo que ya sabíamos los mortales. Por eso cayó como una bomba informativa la noticia de la OMS que ha originado pérdidas en el sector, debido al miedo y la precaución de los consumidores que al oír, ver y leer las noticias se inhibieron durante unos días del consumo de carne, hamburguesas, pollo, carnes rojas, salchichas, bacón, etc, relacionados en la nota desinformativa de la OMS, y a la que los medios de comunicación acudieron prestos como un toro al engaño, para competir por ser los primeros en dar esa noticia, aún cuando estaban sopesando el daño y la alarma social que se produciría. La Agencia Internacional de Investigación sobre el cáncer hizo público el lunes 26 de octubre un informe que clasifica en la escala de "cancerígena" la carne procesada y en la de "probablemente cancerígena" la carne roja, lo que causó una alarma social entre los consumidores y el rechazo de la industria del sector cárnico. España supera las recomendaciones de consumo de carne. Los españoles consumimos 164 gramos diarios frente a los 70 gramos recomendados. El consumo medio de carne roja en España se halla en 485 gramos semanales por debajo de los 500 gramos semanales recomendados. La incidencia del cáncer de colón en España, es más alta que los de pulmón y mama y la segunda causa de muerte por esta enfermedad. La OMS clasifica las hamburguesas, salchichas y bacón en el grupo "top" de cancerígenos junto al tabaco. Según datos de la Asociación Nacional de Industrias de la carne (ANICE), el sector emplea a más de 80.000 trabajadores directos, factura más de 22.000 millones de euros (más de 21% del sector alimentario español) y supone el 2% del PIB.
Tras conocerse la noticia, el sector se revolvió contra esas informaciones aireadas por los medios un tanto irresponsablemente, aunque luego en días sucesivos se trataba de aclarar y de buscar el verdadero significado del contenido del informe e la OMS. El sector del cerdo ibérico y de los productos del cerdo reaccionó airadamente contra ese informe que ponía en tela de juicio la calidad y la salubridad demostrada de los productos del cerdo ibérico, y del jamón, una excelencia culinaria.
El consumo medio de carne por persona en España en 2014 fue de 51 kgs o lo que es lo mismo, 978 gramos a la semana, y unos 140 gramos diarios. La carne más consumida (también la más económica) es la carne fresca de pollo (14,17 kgs/ año), le sugue la del cerdo (20,7 kgs/ año), vacuno (5,89 kgs/año) y ovino (1,78 kgs/año). Respecto a los productos cárnicos procesados o envasados se compran 11,93 kgs/año. La OMS señala que el consumo de 50 gramos al día de carne procesada, aumenta el riesgo de cáncer en un 18%. El consumo medio diario en España es de 32 gramos.
Es curioso que este informe de la OMS soltado así de repente, sin encomendarse a dios ni al diablo, aparece cuando falta un mes para la celebración de la Cumbre de París sobre Cambio Climático.
Hay al menos cuatro variables medioambientales que limitan la producción de carne a escala global: 1/ la superficie de los pastos; 2/ el agua que se consume en el proceso (huella hídrica), se estima que para que un filete de un kilo de vacuno llegue a la mesa del cliente del restaurante o en la casa particular de cada cual, se han precisado cerca de 15.000 litros de agua; 3/ los gases de efecto invernadero provocados en el proceso, fundamentalmente las flatulencias de las vacas y los demás rumientes, cerdos, ovejas, cabras, que emiten metano (CH4) (Según la FAO, un 14,5% de las emisiones mundiales); y 4/ Y la energía producida en el proceso.
Para que una vaca produzca un kilo de carne (proteínas) consume entre 10 y 16 kilos de cereales; los cerdos requieren 4 kgs; y las aves, 3 kgs.
Según la FAO, en 2015 se espera una producción mundial de 318,7 millones de Tm de carne. En los próximos diez años se espera un aumento del consumo mundial de carne a ritmo de 1,6% anual. Los países emergentes China, India, Corea, y otros países asiáticos, Brasil, y otros países americanos están copiando el modelo alimentario de los países desarrollados y se espera un aumento considerable del consumo de carne por parte e estos países tradicionalmente alimentados con arroz, trigo, maíz, patata, etc. Sólo China e India suman más de 2.500 millones de personas. ¿Se imaginan si en legítimo derecho y avanzando en la sociedad del bienestar esas poblaciones comienzan a incorporar la carne a su dieta alimentaria?
Por eso el informe de la OMS al que hay que reconocerle que es bueno por resaltar que el consumo excesivo de carne puede perjudicar a nuestra salud por sus posible efectos cancerígenos, si ese consumo es elevado, ha pecado de alarmista confundiendo a la gente sobre si toda la carne era cancerígena, y llegando a preguntarnos ¿Cómo consiguieron sobrevivir las civilizaciones que nos han precedido consumiendo productos cárnicos?
La ONU nos anuncia que las previsiones de emisiones de GEI seguirán creciendo, calculándose que respecto a 1990 (Kyoto) el aumento será de 41% en 2025 y del 45% en 2030; EEUU prevé en 2025 un 28% menos de emisiones con respecto a 2005; y Europa un 40% menos en 2050, con respecto a Kyoto. Estamos a menos de un mes del inicio (30 de noviembre) de la Cumbre de París, y ya se empiezan a oír salvas de desacuerdos por parte de algunos de los 196 países que van a estar representados en la Cumbre sobre el Clima. Los países que tienen a las energías fósiles como principales fuentes energéticas empiezan a bloquear la negociación. Frente a la mala noticia, 154 países han presentado ante la ONU sus compromisos de reducir emisiones de GEI y representan el 90% de las emsiones actuales. Queda poco tiempo, de hecho ya estamos llegando tarde a la cita con un cambio radical de nuestro modelo productivo, energético y de consumo, que ahonda en el daño que estamos infligiendo al Planeta. Las energías renovables, termosolar, fotovoltaíca; y eólica y eólica marina, deben imponerse en los próximos diez años, con políticas valientes como están haciendo en Dinamarca. La Agricultura y ganadería ecológicas, biológicas u orgánicas, según los países, suponen una alternativa a la producción intensiva industrial. La deforestación de extensas zonas de la amazonia para plantar soja, en su mayoría transgénica, para alimentar al ganado, está alterando los pulmones de Brasil y Argentina, esenciales para mantener el equilibrio de la atmósfera terrestre. La ganadería extensiva es modélica a la hora de producir sosteniblemente y conservar el medio ambiente, el monte y las dehesas que en el Suroeste de España y en parte de Portugal son ecosistemas esenciales para el mantenimiento de un mundo rural vivo, con poblaciones asentadas en esos territorios que empiezan a despoblarse, si no hay un relevo generacional. Andalucía con una superficie de un millón de hectáreas de producción ecológica lidera en España y en Europa la producción ecológica. El reto es pasar de ser primeros productores a consumidores de estos productos elaborados de forma natural sin utilizar productos químicos o de síntesis. Como dice un proverbio africano: "Una larga caminata comienza con los primeros pasos". No queda mucho tiempo pero podemos intentarlo, si es que dejamos nuestro egoismo existencial y pensamos un poco en el futuro de nuestros nietos que ya empiezan a notar cambios meteorológicos y climáticos cada vez más virulentos e incontrolabes, a cargo de una naturaleza cansada de advertirnos que no vamos por el camino correcto y sostenible para el futuro de la Humanidad.
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