Y pasó la madrugá
Miles de personas, decenas, centenares de miles recorrieron los vericuetos, calles, plazas y placitas que forman el laberinto callejero y sentimental de los sevillanos. Los guiris o van con el plano en busca de los lugares centrales, carrera oficial, desde la Campana, plaza San Francisco, Catedral, o van acompañando a algún nativo o nativa que les guía por callezs y callejuelas que salen al lugar preciso donde la memoria de quien guía evoca sus paisajes nocturnos juveniles, cuando por primera vez sus padres le dejaron que saliera con las amigas y amigos a ver su madrugá particular. Porque hay tantas madrugás, como personas. Cada persona busca un lugar concreto, ese hueco en la noche por donde ver pasar el paso de su imagen querida, que al final son todas. La religión en Andalucía es politeista. Cada uno lleva en su corazón la imagen de la Macarena de vuelta a su casa paseando por su barrio, o de la Esperanza de Triana, en el suyo, pero antes hay que ver al caballo de Triana Santísimo Cristo de las tres Caídas, ayudado por el Cirineo ante la atenta mirada del soldado romano a caballo, moverse magistralmente ante el Baratillo, al compás de los hombros y de las espaldas de los costaleros que bajo el paso siguen las notas de los músicos de la Banda de cornetas y tambores de San Juan Evangelista con unos solos de corneta extraordinarios que rasgan el alba del viernes Santo. Otro momento de la madrugá, el paso del Gran Poder por la plaza del Museo de Bellas Artes, o el de Nuestro Padre Jesús de la Salud, más conocido como el Cristo de los Gitanos, y más popularmente entre los gitanos, como el Manué. Hay quien busca ver el paso silencioso del Crito del Calvario llegando desde el Postigo a la calle Castelar. Y la apoteosis final, ya pasado el mediodía de la llegada de la Macarena a su basílica o el recorrido espectacular de la Trianera por las calles de su barrio, donde los costaleros y el capataz se van recreando con las levantás y con los bamboleos graciosos de las bambalinas de malla bordadas en oro, y en una de esas esquinas de una de esas calles vimos al escritor Sánchez Dragó acompañado de una mujer mucho más joven que él, como no, gozando de la fiesta, del arte sacro y de la bulla. Ambas Vírgenes, la Macarena y la Trianera rodeadas de una multitud que les acompaña por delante y por detrás, hasta que los varales del palio entran tras varios intentos en la basílica o iglesia a los compases del himno nacional, interpretado por la banda de música, cuyos miembros son parte importante de la fiesta religiosa; como los miles de nazarenos y nazarenas que salen en procesión y que se cansan y sufren al llegar a su destino, y luego salen a la calle y se quitan el capirote verde en el altozano, y besan a sus hijos, y a sus padres, y se abrazan entre los hermanos por haber podido realizar un año más, la estación de penitencia. Y como no, los costaleros que son quienes hacen posible que los pasos se deslicen primorosamente sobre el asfalto de las calles de Sevilla, como barcos que navegan insuflados por el viento de la pasión y de la tradición a hombros de hombres de Sevilla. Y las mujeres que llenan de belleza las calles de Sevilla y los hombres que las acompañan, sus maridos, sus novios, sus padres, sus hijos. Y el olor a incienso, y a azahar, y la luna llena que coincide con la madrugá y alumbra de forma plateada y natural los escenarios modernos de la antigua Hispalis. Y el cansancio, y las paradas que hacen mella en los cofrades, en los nazarenos y nazarenas, y el primer cafelito cuando el alba ya ha despuntado y luego el chocolate con churros en la Alfalfa tras ver pasar a la Virgen de las Angustias coronada, la de los Gitanos. Y es que quien no ha visto Sevilla, no ha visto maravilla. Y se lo dice y se lo cuenta un ateo amante de las tradiciones, del arte y de la cultura popular.
Foto 1/ Virgen del mayor dolor y San Juan (Gran Poder); Foto 2/ Cristo del Calvario; Foto3/ Costaleros de los Gitanos; Foto4/ El Manué (Cristo de los Gitanos); Foto 5/ Macarena en su barrio; Foto 6/ Jesús de la sentencia (Macarena); Foto 7/ Triana con su Esperanza; Foto 8/ La Esperanza de Triana; Foto9/ La saeta; Foto 10/ La Trianera hacia su casa, en la calle Pureza.
Gracias por compartir tus emociones de una Noche tan grande.
ResponderEliminarplAcido